Hola, soy Borja Fernández y esto es Hacemos Cosas Club, el newsletter semanal sobre tendencias para entender cómo afecta el mundo digital a empresas industriales y B2B.
La sesión #47 del Club tiene 441 palabras. Tiempo de lectura: 2 minutos.
Son las 5:55 de la madrugada del domingo al lunes y la privación del sueño que sufro me tiene al borde del delirio.
Estoy en plena ‘noche de las vacas locas’.
Mateo nació ayer sábado a las 18:33 y tras un primer día bastante bueno a pesar de apenas dormir dos horas, el domingo a las 22:30 empezó a llorar desconsoladamente y rechazar la teta y pedirla al mismo tiempo -este ciclo repetido una y otra vez-.
Paciencia y teta, nos decían las matronas del hospital. No había otra.
Menudo manual de instrucciones, pensé yo. Y empecé a buscar en Google y en ChatGPT:
¿Cuánto se puede aguantar sin dormir?
¿Qué le pasa al recién nacido la segunda noche?
¿Cuándo empiezan a dormir toda la noche los bebés?
Crisis de lactancia, qué hacer.
Otra decepción hasta con la IA, la supuestamente inteligencia sobrehumana. Los resultados: inconsistentes y poco concluyentes.
Lo único que parecía claro es que el récord Guinness de una persona sin dormir pertenece a un tal Randy Gardner, de 17 años, que permaneció despierto durante 264 horas (11 días) en 1964. No me pareció viable superarle.
Hubo algo que me alivió más en mi desesperada búsqueda. Esa noche de horror tenía nombre, así que debía ser ilustre. Se trataba de la ‘noche de las vacas locas’ porque el bebé llora, demanda teta y está incómodo. Hasta la desesperación. En definitiva, que te acerca a la locura.
Es la llegada a un nuevo mundo y todo lo que supone. Lo nuevo estresa. Todo indicaba que habría luz después de esa noche. Merecía la pena.
Complícate la vida si quieres algo
Ya es lunes por la mañana. Ahora Mateo duerme.
Parece que las 8 horas seguidas llorando fueran un pasado lejano.
Que algunos pensamientos como: ‘¡con lo bien que estaba antes!’, hayan perdido todo sentido.
Este es ‘el proyecto más importante de tu vida’, me decía la semana pasada Amaia cruzándonos unos emails.
Por buscados, por retadores, porque aunque el proceso sea duro merece la pena, hay que complicarse la vida.
Porque si no, nunca pasarán cosas.
Atrapado en una de mis frases favoritas: ‘para lograr resultados diferentes, habrá que hacer cosas distintas’, me despido de la regularidad semanal de este newsletter (gracias de corazón a las 1.900 personas que de media me leéis cada semana). Solo hasta que nos hagamos a Mateo o hasta la próxima crisis de lactancia.
Mientras tanto, no pares. Que si quieres avanzar, hay que complicarse y vivir algunas noches de vacas locas.
Podrás descubrir compañeros de viaje para toda la vida y resultados impresionantes que nunca hubieras imaginado.
Ese es el camino.
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🤖 Aquí solo humanos
Con Mateo ahora somos uno más. Los robots ya tienen su hábitat.
Estimado Borja muchas felicidades por el nacimiento de Mateo. Te mando un fuerte abrazo!