¿Por qué es bueno que exista tu empresa?
Si quieres avanzar, construye la visión de tu empresa. Luego, haz todo lo demás.
Hola, Soy Borja Fernández y esto es Hacemos Cosas Club, el newsletter semanal sobre tendencias digitales para entender cómo afecta el mundo digital a empresas B2B.
La sesión #17 del Club tiene 1.731 palabras. Tiempo de lectura: 8 minutos.
Hoy no voy a hablar de temas digitales. Creo que a veces hay que volver al origen de las cosas. Por eso, quiero contarte una experiencia personal y por qué hacemos lo que hacemos en C de Comunicación y Hacemos Cosas.
Confío que te sea útil para afrontar el proyecto que sea: la estrategia digital de tu empresa o apuntarte al gimnasio.
¿Sabes responder a la pregunta… por qué es bueno que exista tu empresa?
En busca de propósito 🎯
Cuando tenía 18 o 20 años me angustiaba no tener una vocación.
Yo envidiaba a los médicos, a los artistas -me hubiera gustado ser director de ópera, pero esa es otra historia-, a los científicos, a los bomberos…
Me daba envidia no tener una vocación como ellos.
Cuando estaba en tercero de Derecho, creí sentir algo parecido a una vocación: quería ser juez. Aquel año, mi profesor en la Universidad Autónoma de la asignatura de Procesal Penal era el juez Marchena. Era fascinante verle. Solo acompañado de su guardaespaldas, pero sin papeles. Cada clase era un máster de casos prácticos reales que resolvía aplicando la jurisprudencia e interpretando las leyes como si fuera una melodía. Todo de memoria.
Alucinaba con que se supiera todas esas leyes. Pero lo que más admiraba era la pasión que nos transmitía sobre los principios del derecho. Algún día, nosotros también impartiríamos justicia de algún u otro modo. Su vocación y lo que transmitía contagiaba pasión. Todavía recuerdo esa sensación y me vengo arriba.
Ese mismo año hablé con varios preparadores de oposiciones para ser juez. Cuando todos me aseguraron que 3 años de estudiar codos no me los quitaba nadie, memorizando 8 horas diarias, eso claro, si aprobaba a la primera, la vocación me desapareció rápido.
Luego llegó el último curso. Yo era subdelegado de mi clase y mis compañeros me eligieron para hablar en la graduación. Menuda responsabilidad. ¡Y yo sin vocación! Estaba agobiado de verdad. ¿Qué iba a decir yo si ni siquiera sabía qué quería hacer el año siguiente?
Entonces recordé por qué había empezado la carrera de Derecho. Desde siempre había odiado las injusticias. Y era imprescindible que hubiera abogados que ofrecieran a las partes la mejor defensa posible; y jueces que aplicaran las leyes con buen criterio. El propósito último del Derecho era regular la sociedad para que funcionase mejor. Eso era lo que me había motivado para matricularme y eso era lo que nos debía guiar a los 400 alumnos que estábamos allí a punto de iniciar nuestra carrera profesional.
Recuerdo que me aplaudieron mucho. Incluso el juez Marchena me felicitó por mi discurso sobre los principios de la justicia.
Entonces comprendí que lo que necesitaba no era una vocación que me cayese del cielo. Necesitaba una finalidad que conectase con mis valores: un propósito.
Aquel era el año 2010.
Hace 10 días celebramos nuestra Convención en Grupo C. 14 años después de aquel acto de graduación.
Y empecé preguntando a mi equipo:
¿Por qué hacemos lo que hacemos en Grupo C?
¿Por qué cada área envía un newsletter cada día de lunes a viernes?
¿Por qué posicionamos las webs de nuestros clientes en Google?
¿Por qué hacemos reportajes que nos llevan días de trabajo?
¿Por qué hacemos vídeos y los publicamos en las redes sociales de las marcas?
¿Por qué nos levantamos cada mañana y venimos a trabajar? ¿No es acaso un fastidio cuando suena el despertador a las 6 o las 7, cada mañana, sin tregua, aunque ese día no nos apetezca una mierda salir de la cama?
¿Cuál es la finalidad de todo eso que hacemos?
– Ganar dinero, -dijo rápidamente un comercial-.
– Sí, es una buena razón para hacer todo eso. ¿Pero acaso no se puede ganar dinero de mil formas diferentes? -contesté-.
– Informar a nuestros lectores, -respondió una redactora joven que se encarga de uno de nuestros 7 newsletters. Lógica respuesta, pensé: es lo que más tiempo le lleva de lunes a viernes-.
– Posicionamos las webs de nuestros clientes. Conocemos bien los sectores y eso les hace salir en las primeras posiciones de Google. Con lo que, si lo hacemos bien, aumentan sus ventas. -razonó un compañero de Hacemos Cosas-.
– Sí, es correcto. Informamos y nos lo tomamos muy en serio.
– También posicionamos webs y creo que somos muy buenos con el SEO. Todo eso responde a qué hacemos. Pero, ¿para qué lo hacemos? ¿Y a dónde queremos llegar con lo que hacemos?
Se empezaron a mirar unos y otros. Me podía imaginar sus pensamientos: hoy Borja se ha levantado filósofo.
Y entonces les hablé de Ruth Beitia, plusmarquista española de salto de altura. Y les puse este vídeo resumen de las cuatro finales de Juegos Olímpicos en las que compitió.
La carrera de esta atleta, que algunos consideran la mejor atleta española de la historia, se parecía bastante al propósito que está detrás de todo lo que hacemos en la empresa.
Ruth fue un ejemplo durante toda su trayectoria. Era de esas atletas que mejoraban cada año un centímetro. Una atleta con una disciplina inquebrantable a pesar de las lesiones. Con la determinación necesaria para mejorar su capacidad competitiva en cada nueva edición de los Juegos Olímpicos… hasta llegar al oro 🥇. Su finalidad era ser la mejor atleta que sus capacidades físicas le permitieran.
Entonces seguimos reflexionando sobre cuáles eran nuestros valores.
Nuestra información debe ser de la máxima calidad, con prioridad para las exclusivas, los datos y el análisis.
Ser útil al lector y ponerle siempre por delante, aunque a veces seamos molestos. Hacemos periodismo, que no es lo mismo que comunicar lo que nuestros anunciantes quieran (suele ser bastante irrelevante para sus clientes).
No ponernos límites y promover el progreso de los sectores industriales en los que trabajamos.
Pensar a largo plazo y buscar la rentabilidad de los proyectos tanto internamente como para nuestros clientes.
Comprometernos con los retos de nuestros clientes como si fuéramos accionistas de su empresa.
Estos valores, que están en nuestro ADN, me pusieron en bandeja la conclusión.
El propósito/finalidad que perseguimos y perseguiremos durante muchos años en Grupo C es:
Ayudar a que los profesionales y las empresas alcancen su máximo potencial
¡Eso es!
En C de Comunicación analizamos la actualidad para que los profesionales tomen las mejores decisiones posibles en sus negocios y ayudamos a que las marcas destaquen y lleguen a los clientes adecuados.
Y en Hacemos Cosas aplicamos estrategias de marketing digital para que las empresas incrementen sus ventas y mejoren su posicionamiento online al máximo nivel posible.
En definitiva, acompañamos a los profesionales y a las empresas a que se conviertan en la mejor versión de sí mismos. Que se conviertan en la Ruth Beitia de su disciplina.
Siempre Hacia Delante
El año pasado comenzamos una nueva etapa en Grupo C.
Este viaje lo afrontamos para que los profesionales y las empresas alcancen su máximo potencial (propósito).
La primera gran meta la hemos establecido en el 2030. Queremos llegar a 2030 habiendo conseguido dos objetivos (misión):
Con C de Comunicación, convertirnos en la empresa de medios de comunicación referente para los profesionales en España.
Con Hacemos Cosas, convertirnos en la agencia de marketing digital de referencia para empresas industriales, ayudándolas a mejorar su posicionamiento y sus ventas con estrategias innovadoras.
Antes tenemos una meta parcial que hemos situado en el 2026, con una serie de objetivos que plasmamos en nuestro Plan Estratégico 2024-2026.
Y cuando tengamos dudas sobre una decisión o tengamos que alentar a un compañero, siempre podremos repasar nuestros valores.
Me motiva muchísimo que la empresa evolucione y que nuestros lectores y clientes progresen. Y para eso, nuestro equipo debe remar con un propósito claro.
Avanzar sin propósito es algo que a mí me angustiaba hace años y creo que una de las principales labores de un líder es construir la visión de tu empresa, transmitirla a todo el equipo y despejar el camino de lo que impide ver la meta.
Y también, ayudarles a conseguir las herramientas necesarias para andar el camino, que ni será recto ni estará libre de obstáculos.
Como dijo Mihaly Csikszentmihalyi, uno de los psicólogos más influyentes del siglo XX, conocido por desarrollar el concepto de motivación y concentración máxima:
Uno no puede vivir una existencia realmente excelente si no siente que pertenece a algo superior y más permanente que uno mismo.
Mihaly Csikszentmihalyi
Que profesionales y empresas alcancen su máximo potencial será en parte gracias a nosotros. Y entonces, nuestro trabajo habrá merecido la pena.
Por eso, os comparto nuestro lema.
⏩️ Siempre hacia delante.
Me parecía justo compartir contigo nuestro propósito como empresa. Porque eres lector y, posiblemente, cliente. Y porque confío en que nos acompañemos durante muchos años.
Ahora eres cómplice de por qué hacemos lo que hacemos.
Así que, si eres lector o cliente y crees que lo que hacemos es útil, estás invitado a subir al barco.
¿Por qué es bueno que exista tu empresa?
Si te ha inspirado esta búsqueda del propósito, te animo a buscar el de tu compañía y a aplicarlo. ¿Por qué es bueno que exista tu empresa?
Porque además, si repasamos las grandes consecuciones de la historia, lo que nos mantiene trabajando a un nivel de rendimiento alto suele ser la finalidad con la que lo hacemos.
Piensa en la invención de la imprenta, el iPhone, la creación de la Wikipedia… y tantas otras cosas.
Cuando debas afrontar una tarea en tu empresa, sea la que sea, pregúntate para qué debes hacer eso, cuál es la verdadera finalidad para hacerlo.
Y si no sabes contestarte, o la respuesta no justifica que lo hagas, reflexiona. A lo mejor la acción no está bien orientada y necesitas darle una vuelta.
Hacer cosas está bien, pero mucho mejor es hacer cosas con sentido.
Puede ser que no tengas claro cómo hacer negocio con el marketing digital.
O que alguien (cuñados aparte) te prometió resultados que nunca llegaron. Escapa, nunca es tarde.
Si quieres a tu lado a alguien que te enseñe a hacer lo que tienes que hacer para dar un paso adelante, que conozca tu sector y te acompañe en el camino, lo tienes fácil.
Escríbeme y hacemos una reunión.
La semana que viene, más cosas digitales.
¡Hola Borja! Es la primera vez que leo un artículo tuyo y me ha encantado, (lo he encontrado gracias a David González 😉) sobre todo porque tocas un tema que cada vez me parece más crucial. Desde hace unos años, en mis formaciones y al trabajar con mis clientes, he empezado a introducir justo lo que mencionas en tu artículo: la reflexión sobre el propósito de la empresa. Admito que antes veía este enfoque como algo innecesario o quizás demasiado idealista, pero después de analizar el éxito de organizaciones exponenciales y las empresas con mejores resultados, me di cuenta de que tener un propósito claro no solo es importante, sino absolutamente esencial.
Lo curioso es que antes lo consideraba un simple “relleno” de los planes de negocio, pero ahora sé que es la clave para guiar cualquier proyecto hacia el éxito. De hecho, muchas empresas todavía no lo tienen claro, y eso les lleva a ir dando tumbos sin una dirección definida. Así que, gracias por poner sobre la mesa este tema tan relevante. Me alegra ver que cada vez más gente está divulgando esta idea tan necesaria para que los negocios prosperen con sentido y dirección. ¡Gran artículo!
Que buena edición Borja.
A mi me encanta Mihaly Csikszentmihalyi y su teoría del estado de Flow, como llegar a ese punto donde nos abstraemos de todo y podemos dar lo mejor de nosotros.